A pesar de la derrota, los hinchas Millonarios dejaron en claro que no hay mejor hinchada que la de River

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El partido frente a Boca tenía un condimento especial por la presencia de las dos parcialidades. Está claro que era un encuentro con eliminación directa, pero de no ser por el marco en las tribunas, el resultado podría ser anecdótico.

En la jerga popular, se suele decir que en este tipo de jornadas, hay dos partidos en juego: uno es por los puntos, y el otro se juega en las tribunas, donde el aliento a los propios debe ser mayor que el de la hinchada rival.

La gente de River viajó desde todas partes del país para alentar, a pesar de los excesivos precios de las entradas y la difícil situación económica que atraviesa el país. Desde Ushuaia hasta La Quiaca, miles de hinchas se trasladaron a Córdoba con un único fin, alentar.

Además de los costos, los hinchas que viajaron en micro junto a grupos organizados y filiales, sufrieron el destrato desmedido del personal policial, logrando así que muchos colectivos llegaran a las inmediaciones del estadio con el partido empezado.

A pesar de todo esto, la gente de River no paró de alentar ni un solo minuto. Desde la previa se pudo notar que desde las tribunas Willington y Gasparini bajaba un rugido ensordecedor que no paró en ningún momento.

Al término del partido, con la derrota por los puntos confirmada, el hincha de River cantó una de las canciones más lindas de su repertorio, que exclama “que no me importa si ganás, que no me importa si perdés, yo vengo por la camiseta”, tapando así todos los gritos de alegría que venían del otro lado del estadio.

Yo y los otros 56.999 que estuvimos ahí, sabemos que, con objetividad, la gente de River ganó el partido de las tribunas, y dejó en claro que es la hinchada más grande del país sin ningún lugar a dudas.

Agustín Panek

Agustín Panek

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