El Millonario perdió dos partidos claves ante Palmeiras (se puede revertir) e Independiente. ¿Por qué hay tantas críticas?

Después de estar seis meses sin jugar, con entrenamientos inéditos y un contexto que realmente no acompañaba, el futuro inmediato de River en septiembre era poco alentador. Para colmo, en el reinicio debía ir a San Pablo a tratar de no dar lástima (según el periodismo detractor) por Copa Libertadores, sin rodaje previo.

Sin embargo, los más que aceptables rendimientos, que se reflejaban en los buenos resultados (incluyendo aquel contra el team de Dani Alves), parecían indicar que la idea del conjunto de Gallardo no había muerto a pesar de luchar contra viento, marea, frío, pandemia, crisis económica, y todas las pestes que uno/a se pueda imaginar.

🇧🇷 SAN PABLO 2 - 🇦🇷 RIVER 2

⚽ River se llevó un puntazo del Morumbí. Tras más de medio año sin jugar, y contra un equipo que ya había jugado 14 partidos post parate, el Millo se plantó firme y hasta pudo haberlo ganado. pic.twitter.com/6eDBoR2Fsa

— Diario Olé (@DiarioOle) September 17, 2020

Hoy, luego de quedar sin chances en el contexto local, y tras salir derrotado con firmeza por Palmeiras de local, mientras soñamos con la épica semi-imposible, se generó un malestar general en el aire que titula a esta actualidad como si fuese mala. ¿No se estará inflando mucho, che?

Durante todo el 2020 y hasta el día de hoy, River jugó 29 partidos. De ellos ganó 20, empató seis, y perdió tres. ¿Cómo podrían ser 'las malas'? El Míster alguna vez dijo que "se pierde porque se juega". Sin mentirnos, nadie pudo haberse imaginado que se pueda dar la pelea que dio el Millonario en el plano internacional, batallando contra equipos de Brasil, Perú, Ecuador y Uruguay, quienes ya tenían fútbol acumulado.

¡GANÓ, GUSTÓ Y GOLEÓ! River humilló 6-2 a Nacional en Uruguay y se metió en semifinales de la #LIBERTADORESxESPN por cuarto año consecutivo. Lo espera Palmeiras. pic.twitter.com/8TS4DuwCyk

— ESPN Argentina (@ESPNArgentina) December 18, 2020

Simplemente es un traspié doloroso por estar en la tapa de todos los diarios, por ser el equipo más exitoso de los últimos años, por ser quien marcó tendencia con su manera de jugar, por ser quien más títulos ganó y por ser quien mejor se repuso ante la adversidad y falta de refuerzos.

Jugar semifinales de Libertadores, con un plantel que se desarma cada temporada un poco más, es como estar en la cornisa del edificio más alto del mundo. Estamos allá arriba porque subimos, lo cual nos costó varios procesos. ¿Lo más gracioso? Si River se mantiene sin mirar para abajo, será la más épica de todos los tiempos. Y si no lo hace, su caída provocará un estruendo calamitoso. Pero sabemos que en la próxima edición, con o sin nombres, lo tenemos escalando otra vez.