Pratto entró, pagó con dos goles y convirtió luego de más de un año.
Una de las incógnitas que los hinchas de River tuvimos en todo este lapso, era cuando iba a volver a convertir Pratto. En el medio eliminamos a Boca de la Libertadores otra vez, ganamos y perdimos una final, sentimos la amargura de un torneo fastidiado y nos azotó una pandemia.
481 días después, el sol volvió a salir para ese animal indomable, al que fue difícil despertar. Sin ser determinante y con un poco más de 20 minutos, marcó un doblete de oficio, de goleador, para cerrar el festival de fútbol.
A Pratto, de ahora en adelante, solo le queda seguir sumando minutos y jugar sin la presión de tener que romper rachas y marcas. Será una pieza fundamental en el recambio de delanteros y una apuesta al gol de nuevo.
Esta noche no solo se lleva la felicidad de ver a River ejecutar la "Triple G" a la perfección, sino que también la tranquilidad de escuchar rugir a un Oso voraz después de una vida y media.
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