El ex jugador de River está transitando días muy difíciles, es por eso que desde el club están poniendo toda la voluntad para darle una ayuda a él y su familia.

La noticia de lo que pasó con Ezequiel Cirigliano ha impactado muchísimo en los hinchas de River, hay algunos que todavía no podemos creer como ese joven de 19, 20 años que la rompía hace 10 años, hoy terminó de la manera que lo hizo: lejos del fútbol y acusado de robo a mano armada. De ser el futuro 5 de la Selección Argentina a estar muy lejos de tocar una pelota, asegurando tener una grave enfermedad como la esquizofrenia. Sin dudas algo muy triste por dónde se lo mire.

Hace algunos días, un primo de Ezequiel habló en los medios y no hizo más que culpar "al club que lo formó", así se dirigió a River sin dar un nombre propio acusando un desarraigo por parte de la institución que le causó una depresión de la cual aparentemente no pudo salir el nacido en Caseros. Sinceramente solo pueden hablar de esa situación el propio Cirigliano o dirigentes, cuerpo técnico que estuvieron en ese momento; lo que diga el entorno de afuera sabemos que puede ser muy válido como a la vez una búsqueda de culpables para no asimilar la responsabilidad propia de contener a una persona más allá de lo deportivo.

Lejos de desentenderse de la situación y a contramano de lo que dijo el familiar de Ezequiel, desde la dirigencia del "Millonario" tuvieron un gesto muy noble sin tener una obligación de hacerlo: en primer lugar se comunicaron con la familia para ponerse a disposición de lo que necesiten en este duro momento; además mucho más importante que eso, decidieron también contratar al abogado que defenderá a Ciri de los cargos de intento de robo a mano armada.

Una vez más River demuestra ser mucho más grande que los demás, esta clase de actitudes demuestra lo que se viene viendo en los últimos ocho años que más allá de ser un grupo deportivo, también es una gran familia. Hoy saben que un hijo de la casa, necesita la ayuda y desde su lugar intentarán darle una mano, sin dudas una vez más uno se llena de orgullo de estar del lado de la vereda correcta.