El Millonario quedó aislado en Ezeiza hasta el sábado para encarar la recta final de la preparación para la reactivación de la Libertadores.
El 14 de marzo River tenía que jugar contra Atlético Tucumán por la Copa de la Superliga, pero tras el brote de la pandemia que castigó sin discriminar raza, religión o nación, el club tomó la decisión de no exponerse. Tres días después el fútbol argentino tomó la decisión de frenar para preservar la salud de los jugadores y luego llegó el aislamiento preventivo obligatorio. La cuarentena se hizo larga y todavía no se sabe bien lo que va a suceder.
Pero desde hace ya un tiempo la Conmebol tomó la decisión de darle continuidad al torneo que había comenzado a principio de año y en el que el Más Grande había disputado dos partidos. Derrota ante Liga de Quito, de visitante y goleada ante Binacional en el Monumental. Con el objetivo de pasar de ronda, el Muñeco puso primera tras la aprobación del gobierno y hace dos semanas el plantel volvió a los entrenamientos, tras hacerse los testeos correspondientes y cumpliendo con todos los requisitos preventivos.
Ahora la última etapa de la mini pretemporada será en una burbuja sanitaria para evitar posibles contagios. Por lo que el plantel de La Banda, cuerpo técnico, médico y asistentes concentrarán en el Holiday Inn de Ezeiza y únicamente se trasladarán al River Camp para entrenarse, previo al viaje a Brasil para enfrentar a San Pablo el 17 de septiembre, por la tercera fecha del grupo D.
Quién quedó fuera de la concentración fue Ezequiel Centurión, tras dar positivo en los dos testeos realizados en las últimas dos semanas. Pero por otro lado quién se sumó a la delegación fue Jorge Moreira, que volvió del préstamo en Portland Timbers de la MLS y ocupará el lugar del juvenil Franco Paredes, quién fue cedido junto a Enzo Fernández a Defensa y Justicia.
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