En un partido de polémicas y de detalles, la tecnología tuvo un papel preponderante en el desarrollo y el resultado final del encuentro.
Una de las críticas más recurrentes en los últimos partidos no solo de Libertadores, sino en el fútbol en sí, es el uso de la tecnología que cada vez parece dejar más dudas que las que ya había antes de su implementación.
En el duelo entre River y Nacional, el VAR tuvo una participación muy activa desde el primer tiempo, hasta el último minuto del encuentro. La primera participación fue en el primer penal de River, Matías Suárez se deja caer ante el contacto del jugador uruguayo y el árbitro sancionó penal, luego desde las cabinas dieron el OK. Si bien el contacto existió, parece ser leve para hacer caer a un jugador.
La segunda aparición, también implicó al delantero cordobés que luego de una gran jugada personal definió y marcó un golazo que luego fue anulado. En esta no quedan dudas, el 7 estaba adelantado y el gol no hubiera sido lícito, más importante fue la presencia de la tecnología porque el juez de línea había marcado gol y no la posición del hombre de River.
La tercera cuestión fue en el segundo penal cobrado a favor de River, pero lo que se duda aquí es el criterio de Andrés Rojas que esta vez sancionó la falta y en el primer tiempo en una jugada similar hizo seguir el juego. De todas maneras, el colombiano se acercó hasta la pantalla y pudo observar que la mano de Laborda estaba muy despegada del cuerpo.
Por último, se moría el encuentro y otra vez Suárez, pero esta vez como asistidor, le cedió el gol al ingresado Bruno Zuculini, que de cabeza metió el segundo, aunque también fue jugada de chequeo por la posición del volante "Millonario". Quizás esta fue la mas fina de todas, aunque luego de varias reiteraciones se llegó a observar que el autor del gol estaba bien posicionado y no de manera ilícita.
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